En 1992, el gobierno federal vía la Secretaría de Desarrollo Social federal (Sedesol), que en ese momento encabezaba Luis Donaldo Colosio, llevó a cabo la expropiación de 1,082 hectáreas de la reserva territorial Atlixcáyotl-Quetzalcóatl que sería regido bajo el “Plan de cien ciudades” que él formuló y que beneficiaría de manera equitativa a ejidatarios, desarrolladores inmobiliarios y al propio estado.
La reserva sería destinada para vivienda popular y media con sus respectivos servicios: escuelas públicas, hospitales, panteones, vialidades, muchas áreas verdes y un Gran Parque Metropolitano que sería pulmón de la ciudad pero también delimitaría los linderos entre Puebla y San Andrés Cholula.
Los intereses de los grupos de poder cambiaron por completo el propósito de la misma y hoy la reserva es una zona destinada, en su mayoría, a la élite social con escuelas privadas, costosos hospitales, exclusivos centro comerciales y residenciales de lujo.