El chocolate, una bebida derivada del cacao, acompaña la historia de México desde las culturas prehispánicas, pero durante el periodo novohispano su consumo se intentó restringir y hasta prohibir en Puebla.
En el marco del Día del Cacao que se conmemora este 7 de julio, Federico Adán Hernández Juárez, colaborador de Museos de la Secretaría de Cultura estatal, explicó que el cacao es importante porque es la base de bebidas acostumbradas desde la época prehispánica, hasta nuestros días.
Fue utilizado como moneda de cambio, pero tostado también era la base para una bebida que combinada con agua y chile se convirtió en chocolate; su espuma y sabor era un gusto que sólo se podían dar los tlatoanis –gobernantes– o la élite y, con la llegada de los españoles, se le agregó leche de vaca, azúcar y canela, lo que se acerca más a como se consume actualmente.
En la época novohispana, hubo monjas que juraron no beberlo y hubo mujeres excomulgadas por consumirlo en misa; en aquellos años, la ciudad de Puebla, que se fundó en 1531, contó con 11 conventos femeninos del siglo XVI al siglo XVIII, entre dichas órdenes, estaban las Carmelitas Descalzas, las Agustinas Recoletas o las Dominicas Recoletas.