Antropología y racismo: una crítica desde México


La antropología, como disciplina científica, ha estado históricamente vinculada con proyectos de poder, dominación y racismo. Alicia Castellanos Guerrero, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana, expone en su trabajo Antropología y racismo en México los vínculos estructurales entre esta ciencia social y las políticas estatales de exclusión. Desde su origen, la antropología occidental se construyó sobre la figura del Otro colonizado, sentando así las bases para una legitimación académica de las jerarquías raciales: “Sus aportaciones a la teoría de la evolución, sus clasificaciones y tipologías [...] fueron las bases científicas del pensamiento racista decimonónico” (Castellanos, s.f., p. 1).

En el caso mexicano, el racismo hacia los pueblos indígenas ha adoptado formas diversas, muchas veces encubiertas bajo la ideología del mestizaje. Desde la Revolución Mexicana hasta la segunda mitad del siglo XX, la antropología nacional estuvo estrechamente ligada al Estado y al proyecto indigenista, el cual, aunque pretendía integrar a los pueblos originarios, perpetuaba visiones etnocéntricas. Castellanos subraya que “el indio, el otro interno, ha sido objeto de su preferencia” en las dinámicas de discriminación (p. 4), destacando así la continuidad del racismo más allá de los regímenes coloniales.

Una figura central en la crítica al racismo científico fue Juan Comas, quien desmontó las bases biológicas de las teorías racistas y sostuvo la inexistencia de razas puras: “El racismo implica la afirmación de que (la desigualdad de los grupos humanos) es absoluta e incondicional” (Comas, 1952: 51, citado en Castellanos, p. 6). No obstante, Castellanos observa contradicciones en su postura, ya que en ocasiones admite la inferioridad de los mestizos por causas psicosociológicas, lo que evidencia una ambigüedad difícil de resolver.

A lo largo del texto, Castellanos recurre a ejemplos etnográficos y trabajos clave como los de Julio de la Fuente, Alfonso Villa Rojas y Gonzalo Aguirre Beltrán para mostrar cómo el racismo hacia los indígenas se manifiesta tanto en discursos como en prácticas cotidianas. En Chiapas, por ejemplo, las relaciones interétnicas están marcadas por el temor, la desconfianza y la violencia simbólica: “Las relaciones entre ladinos e indios descritas por Villa Rojas están signadas por un discurso racista que reproduce la desigualdad” (p. 20).

La ideología del mestizaje, defendida por pensadores como Vasconcelos y Molina Enríquez, también es examinada críticamente. Aunque exaltaban la raza mestiza como símbolo nacional, contribuían a la invisibilización del indígena. Castellanos sostiene que esta ideología es ambivalente, ya que “homogeneiza sin lograr suprimir la diversidad cultural que más bien oculta” (p. 28). Así, el mestizaje se convierte en una forma de etnocidio simbólico y cultural, más sutil pero igualmente violenta.

En este contexto, el levantamiento zapatista en 1994 representa un parteaguas. Según Castellanos, este hecho obligó a que el racismo dejara de ser un tabú y fuera discutido públicamente: “Desde entonces, la constatación del racismo hacia los indios deja de ser tabú” (p. 30). Asimismo, estudios como El Memorial del etnocidio de Félix Báez y las Declaraciones de Barbados muestran que el racismo no solo persiste, sino que se institucionaliza en políticas públicas.

La autora concluye con una reflexión sobre las identidades y la necesidad de reconocer la alteridad indígena sin imponer asimilaciones forzadas. Recuperando a Luis Villoro y Tzvetan Todorov, Castellanos afirma que el “doble reconocimiento” —aceptar que “todos somos indios” y respetar la diferencia— es esencial para construir una sociedad multicultural que no oculte las jerarquías bajo discursos de igualdad abstracta (p. 33).

El análisis propuesto por Alicia Castellanos ofrece una mirada crítica y profundamente documentada sobre los vínculos entre la antropología, el racismo y el Estado en México. Su trabajo no solo evidencia la persistencia de estructuras discriminatorias, sino que invita a repensar el papel del conocimiento antropológico en la transformación social.

Castellanos Guerrero, A. (s.f.). Antropología y racismo en México. Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa. 

Recuperado de: https://www.scielo.org.mx/pdf/desacatos/n4/n4a5.pdf 

Redacción

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